Señor Presidente de la Sociedad de Medicina Veterinaria
Señor Presidente de la Fundación Profesor Doctor Rodolfo M. Perotti
Señor Vicepresidente del Consejo Profesional de Médicos Veterinarios
Señores Integrantes del Jurado
Señor Recipiendario del Premio Beca de Perfeccionamiento
Colegas
Señoras y señores
Amigos todos
Recuerdo que en mi adolescencia, con mis compañeros y como estudiantes del Colegio Nacional de mi pueblo, seguíamos con serena y apasionada expectativa y enfrentando a la realidad agresiva, violenta y desafiante de la época, a un conocido político, honesto y patriota, al que muchos de nosotros acompañamos hasta el fin de su vida.
De las tantas cosas que aprendimos de él, destaco una frase que no he podido olvidar y que decía: Un hombre, para no equivocarse, tiene que saber siempre donde se encuentra.
Hoy yo puedo repetir como él, que tengo la emoción de los que saben dónde están, porque hoy aquí, una vez más, estoy como en mi propia y centenaria casa, pero esta vez, honrado por una amigable invitación que me enaltece por su jerarquía, por la importancia del acontecimiento que provoca cual es la entrega de su Premio Beca de Perfeccionamiento, y fundamentalmente, por la trascendencia de este querido profesor que estamos recordando.
Y debo hacerlo inmortalizando también, a una educadora de mis primeros años, que me transmitió la necesidad que existe a veces de Volar conmigo en esta evocación, porque, muchachos, señoras y señores, Negarse a volar, es enraizarse en la más detestable prisión de la materia. Es morir sin un rival vencido; es sentarse a la mesa de la vida sin que nadie lo note, es negarse a la música: ese ciclón divino que los dioses piadosos esculpen en los muros sonoros.Negarse a volar, entonces, es atizar un fuego que no dará calor, y no hará llama, no tiznará la tierra ni las manos y así no tendremos el humo que se eleve y…¡no tendremos cielo!.
Volemos así, a través del tiempo, con un murmullo que desgaja las memorias y buscando al maestro. Tratando por un instante que mi vida recupere lo que ese tiempo ha borrado: esos horizontes ciertos sin cambios en la perspectiva y en el universo universitario de la Universidad de la Reforma Universitaria, manifiesto sublime que abrió la universidad, gratuita y laica, no solo a nuestro pueblo sino a todos los pueblos de América, recogiendo su sangre y su abolengo. Suprimamos por un momento, el recorrido de los años y perpetuemos aquel primitivo subsuelo ocupado por la vieja Cátedra de Zootecnia III (Aves y Pilíferos) en donde el Profesor Perotti y sus recordados colaboradores, daban sus brillantes clases y me enseñaron, hace ya más de sesenta años, y de la mano de Morley Jull, de la Universidad de Marylan, libro de cabecera, a incursionar en el camino de la novel y flamante avicultura industrial argentina.
Ese humilde subsuelo fue como un escondrijo luminoso con el poder de la educación pública y la libertad de cátedra, que hoy, -a través del tiempo-, lo veo irradiando ciencia, tecnología, arte, poesía y canto. Todo junto y todo frente a una veintena de veinteañeros como yo, que escuchábamos a Perotti y a su gente, trasmitiéndonos ese conocimiento novedoso que catapultaba a las batarazas y a los Rhode de los gallineros de nuestras casas del interior, convirtiéndolas, a través de algo que no conocíamos y que se llamaba híbrido, en una monumental fábrica industrial de proteína animal.
Porque los que estudiábamos en La Plata, éramos, en su gran mayoría, del interior de la República, y, sin excepción, habíamos tenido pollos y gallinas que nuestras madres preparaban gastronómicamente para algún acontecimiento.
Hablar del Gallus bankiva, del Gallus sonneratii, del Gallus lafayetii, de las baterías, de las líneas consanguíneas y sus cruzamientos hermanados, de la conversión alimenticia, de las cabañas, de los abuelos, del nido trampa, de los linajes, del Cornish y de su novia la Plymounth Rock, de las mutaciones, de los caracteres atávicos, y, en definitiva, del sex appeal de la gallina como él decía y de la producción intensiva, eran novedades inimaginables y con horizontes ciertos, para quienes las escuchábamos.
La claridad y certidumbre de los conceptos que vertía de manera amena y coherente en cada clase el Dr. Perotti, con su tenaz perfil bajo y sentido de las cosas, junto a su don de gentes, pronunciando palabras prodigiosamente alineadas que por sí solas conversaban unas con otras, provocaban una atracción tan favorable en todos nosotros que, sorpresivamente, adquiríamos un compromiso, -casi una obligación-, en escuchar la exposición venidera, como si nos convocara un talismán para una conjura.
Y así, aquella querida veintena de jóvenes despreocupados, sonrientes y llenos de esperanzas, -y de los que hoy estamos sobreviviendo apenas media docena-, éramos infaltables no solo a la semana siguiente sino a las citas venideras.
Perotti, en su Cátedra, colocó piedra sobre piedra como un maestro artífice de la hermosura, de lo elegido, de lo selecto, de lo ecléctico. Como los florentinos con sus frisos y sus cúpulas, sus frontispicios fastuosos y sus mansardas elegantes que atisban el infinito.
Perotti le puso color al pensamiento y consiguió asirlo, asediarlo y, lo que es más importante: transmitirlo. Un profesor en serio y rico de humilde paz, modesto, sin soberbia. Un maestro que hace enorgullecer a quien fue su alumno. Un académico formador de juventudes.
Yo vengo de los pagos de los Arroyos, del pueblo del acero y del agua bendita, de las glorias de Azopardo, de Pavón y de Cepeda, del Acuerdo de Urquiza después de su Pronunciamiento, de los matorrales llenos de belleza de sus Lechiguanas y de sus isleros en el Paraná de Obligado y donde sobraron los matreros, los facones, las tacuaras, las copas y guitarras, que hicieron las tinieblas del pueblo de Hormiga Negra, con sus sombras en sus zanjones orilleros, con sus ponchos, sus chambergos, sus tabas y barajas. Mi vida hoy aquí recupera lo que ha borrado el tiempo, los rostros, las miradas, el desconsuelo de mis queridos muertos escrito en dura piedra.
Soy un fósil en la niebla con entrañables amigos de los días distantes y paisajes adheridos a los despojos y residuos de la inefable memoria.
Al volar juntos esta noche, creo que todos hemos asimilado, al ver mis manos con tantos otoños, como poder abrir una ventana amplia y luminosa que nos ha permitido, orientados en la lejanía, evocar al gran profesor que fue el maestro Académico Dr. Rodolfo Miguel Perotti.
Ese vuelo me prepara, también, para esperar el sueño benévolo que ansío enmarcará mi partida porque veo, cada día, que la muerte crece a mi lado lenta e irrespetuosamente, admonitoria, andariega y leñadora. Yo la dejo. ¡No tengo otra!.
Muchas gracias por escucharme.
7 de abril de 2017.
Discurso del M.V. Carlos Zonco Menghini
Sr. Presidente de la Sociedad de Medicina Veterinaria Dr. Florestán Maliandi
Sr. Ex Presidente de la Sociedad de Medicina Veterinaria Dr. Mario Casás
Sres. Miembros de la Fundación Prof. Dr. Rodolfo M. Perotti
Sres. Miembros del Jurado
Amigos y familiares del Profesor Perotti
M.V. Maximiliano Conde
Amigos y familiares del M.V. Maximiliano Conde
Sras y Sres.
Es un placer estar presentando el premio “Beca de Perfeccionamiento” año 2017. Este momento representa una gran alegría para el recipiendario y un acto ejemplar que realiza periódicamente la Fundación Perotti.
Esta Fundación, creada en el año 2001, ha instaurado la entrega cada dos años de la “Beca de Perfeccionamiento” para fomentar la capacitación de jóvenes veterinarios con probada vocación por la producción avícola intensiva.
Como el premio que hoy nos convoca apunta a la formación de profesionales me voy a referir básicamente a la figura del Dr. Perotti como educador. Según me cuentan, “Profesor” es la forma que quizás más representa su actividad profesional y “Maestro” la más reconocida por sus alumnos. Ese mote de “Maestro” se lo dieron como figura de autoridad dejando enseñanzas que quedaron como improntas en sus discípulos. Autoridad y enseñanzas desde lo profesional y lo ético.
En cuanto a lo ético uno de sus discípulos, el Dr. Jorge Martinez, fuertemente vinculado y muy recordado por esta Fundación, quien escribió “Las reflexiones éticas de un Veterinario Avícola”, haciendo referencia a que en su días de estudiante no existía materia que enseñara la ética, menciona que junto con las enseñanzas que traían de sus hogares, “quizás las tomamos intuitivamente, o tal vez se trató de una infección por contacto directo”. Sin lugar a dudas, el Dr. Perotti fue uno de los responsables de esas “infecciones” en aquella época.
Citando a Leopoldo Corretjer en su himno a Sarmiento quien hablando de la niñez dice “la que al darle el saber le diste el alma” y haciendo un paralelismo con los jóvenes que asistieron a las aulas del Profesor Perotti, se puede decir que el conocimiento vertido en las aulas se juntó con la pasión que se percibía en esas clases magistrales que describen sus alumnos.
Esa pasión que tuvo lo llevó, entre otras cosas, a ser el creador de la primera cátedra universitaria del país dedicada a la Producción Avícola.
El profesor Perotti fue un pionero y como tal, tuvo la virtud de poder ver mas allá de la realidad inmediata que lo circundaba y establecer principios superadores en el campo de la avicultura industrial. Ya en el año 1986, en su conferencia, “El gallus domesticus y la Industria Avícola”, cuando fue incorporado como miembro de Número a la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria, decía que “La industria avícola y específicamente la explotación de la gallina es una manifestación de la zootecnia que sorprende por su contenido técnico y subyuga por sus implicaciones médicas, económicas, sociales y políticas”. Esa visión de la producción avícola, ambiciosa y revolucionaria en el país para ese momento, trasciende los tiempos y aún no encuentra un límite evolutivo tangible.
El profesor Perotti desarrolló una vida profesional excelente, muy fructífera con una entrega personal reconocida por sus colegas y alumnos. En el número aniversario al conmemorarse los 100 años de la revista de medicina Veterinaria, en el 2015, el Med. Vet. Oscar García Trevín, en su publicación “Un siglo de la Avicultura en Argentina”, colocó como su novena cita bibliográfica “Mi vida” lo cual me llevo a pensar que sin lugar a dudas en su vida profesional y personal como la de muchos de nosotros en forma directa o indirecta la figura del profesor Rodolfo Perotti tuvo un influencia muy importante.
Debo destacar la labor del jurado, por la responsabilidad que representó su labor.
El Med. Vet. Maximiliano Conde, realizó sus primeros trabajos profesionales en el área de investigación junto a Horacio Terzolo. Posteriormente su inclinación hacia la producción lo llevó a migrar a la zona de Entre Ríos, para posteriormente regresar a su Mar del Plata natal donde se encuentra desarrollando actualmente su actividad profesional.
Para finalizar, Maximiliano, esperando que con gran compromiso puedas honrar el fin con el que este premio fue creado, en nombre de la Fundación Perotti y en el mío propio, nuestras felicitaciones.
Discurso del M.V. Maximiliano Daniel Conde
Señor Presidente de la Sociedad de Medicina Veterinaria Doctor Florestán Maliandi
Señor Presidente de la Fundación Profesor Doctor Rodolfo Perotti, Doctor Rodolfo Perotti
Señores Miembros del Consejo de Administración y del Comité Asesor
Señores Miembros del Jurado
Autoridades de las distintas instituciones
Familiares, Amigos y Colegas
Quiero agradecer este premio y remarcar su importancia, que radica en la memoria por quien se entrega: el Dr. Rodolfo Perotti, personalmente se me hace muy difícil hablar de un profesional a quien no tuve oportunidad de conocer, pero que sin lugar a duda fue un pionero y visionario de la avicultura industrial y fundador de la primer cátedra avícola universitaria. Gracias a su labor tengo el honor y agrado de conocer y compartir momentos y experiencias con algunos de sus discípulos que con él se formaron y realzan su labor, y son estímulo y modelo para los que comenzamos en esta apasionante actividad.
Es un honor y una inmensa responsabilidad, que esta distinción haya recaído en mi, espero estar a la altura de este inmenso desafío y honrar el nombre del Dr. Perotti.
Desde muy chico, tuve bien en claro que quería ser veterinario, nunca lo dude. Gracias al apoyo, educación y esmero que siempre me brindaron mis padres logre llegar a la Universidad Nacional, pública y gratuita, donde pude formarme y obtener mi tan ansiado título de grado. Durante este largo y hermoso camino la vida me cruzo con muchas personas que hicieron que todo sea más sencillo, y me allanaron el camino para poder llegar a la meta. Hoy me llena de orgullo y satisfacción que muchos de ellos están acá acompañándome.
Desde que comencé a caminar, de una u otra manera estuve vinculado con las aves, colgado de los pantalones de mi padre, acompañándolo al gallinero familiar, metiéndome dentro de los jaulones o buscando charcos donde observar pájaros silvestres. Los años pasaron y mi interés por la avicultura crecía diariamente, luego de varios años de estudio, logre involúcrame en la avicultura, gracias al Doctor Horacio Raúl Terzolo, que me permitió dar mis primeros pasos realizando investigación en aves siendo ayudante en el laboratorio de bacteriología de INTA Balcarce, tiempo después continúe mi carrera abocándome a la producción y más precisamente a las Reproductoras Pesadas. Quiero destacar la hospitalidad e inmediata aceptación profesional que encontré en el ambiente avícola, donde siempre fui escuchado y respetado, a quienes agradezco el lugar que nos dan a los que recién nos iniciamos en la actividad.
Quiero agradecer a los Miembros del Jurado constituido para esta ocasión por quienes tengo un profundo respeto y admiración.
Quiero mencionar a la Empresa Supermercados Toledo, a la cual pertenezco, por fomentar el aprendizaje y capacitación permanente y sin cuyo aval me hubiese sido imposible concursar por esta beca.
Una mención especial a todas las personas que trabajan en las granjas y que diariamente desarrollan sus actividades permitiéndome aprender y desarrollar todas mis ideas a veces acertadas y otras no.
Como conclusión de agradecimientos, no me quiero olvidar del aliento y apoyo incondicional permanente de mis Padres y mi Hermana. Quiero compartir este premio y alegría con los dos pequeños de la familia, mi Hija Rosario y mi Sobrino Pedro, quiénes seguramente poco entienden de la situación y le dan sentido a mi vida y la llenan de amor y alegría.